EFECTOS DEL PARADIGMA MATERIALISTA EN LA EVOLUCIÓN CONSCIENTE
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EL DESPERTAR DE LA HUMANIDAD
El paradigma vigente o modelo por el que todavía se rige la ciencia materialista convencional y que actúa soterradamente en nuestro inconsciente, condicionando por inercia nuestras vidas, se implantó en el Renacimiento. Tuvo la finalidad de traer una nueva organización del caos existente entonces derivado del poder que ejercían los sistemas de creencias y que amenazaba con retener y obstaculizar el progreso de la humanidad.
Con las aportaciones de Descartes y de Newton cambió nuestra visión del cielo estrellado, ya no era más estático e inmanente, sino que estaba dotado de movimiento, la Tierra giraba alrededor del Sol y el Universo se convirtió en un gigantesco mecanismo de relojería, piezas separadas de materia sólida que interactuaban por la atracción que ejerce la gravedad y otras fuerzas en el espacio-tiempo, y todo ello predecible a partir de unas leyes universales.
La dualidad mente-materia todavía perdura en la conceptualización de las cosas. La consideración de los seres vivos como sistemas fragmentados y predecibles es todavía un hecho a evaluar en la práctica de la Medicina alopática, por ejemplo, y también en la creencia de que todo esto que hay ahí afuera es un mundo material que puede ser descrito objetivamente y del que yo no formo parte, porque está separado de mí. Es la creencia de una vida donde el individuo está aislado y solo en un Universo hostil. Llevamos siglos incubando desde el propio pensamiento científico el sentimiento de soledad.
Yo y aquello son cosas distintas y yo también soy una cosa, porque no hay cabida en el paradigma materialista para un yo que piense, que sienta, que actúe con libre albedrío. El paradigma actual ha llevado a una fragmentación tal del individuo, de su ser, de su pensar y de su actuar en la naturaleza donde vive, que queda poco lugar para la reflexión profunda, consciente y cotidiana de las simples consecuencias de los actos. Vivimos excindidos, alejados de nosotros mismos, luego ¿cómo va a quedar espacio para la coherencia interna?
Nos hemos encerrado, a modo absurdo de protección, en un egoísmo feroz que nos está matando en vida, porque hemos perdido la visión de conjunto. Estamos sin rumbo y sin percepción de la totalidad que somos. Aun cuando las concepciones del viejo paradigma, se derrumbaron hace 1 siglo con la llegada de Einstein y su teoría de la Relatividad, con la Física Cuántica y el nuevo Universo Agrupado en Paquetes de Energía, las leyes de la Termodinámica, y la evolución en el caos, curiosamente la especie humana todavía no termina de dar el salto, el viejo paradigma no suelta su poder y pretende seguir ejerciendo el control sensorial y materialista de las cosas. Pretende que:
- sigamos viviendo en el inmediatismo feroz de consumirlo todo reforzando la materia a la par que agota la materia, sin permitir que nuevos recursos prosperen (caso del petróleo vs las nuevas energías renovables)
- sigamos viviendo sometidos a la terrible incertidumbre del futuro, cuando somos creadores de nuestro futuro
- vivamos consumidos en el miedo a la muerte para justificar una vida absurda de abusos y de excesos sin sentido (solo se vive una vez), cuando somos inmortales.
Sin embargo, pienso que nos está tocando vivir el fin de este paradigma y que esta oportunidad humana será decisiva en el despertar como conciencias trascendentes. Este milenio puede traer como legado a la Humanidad esta aportación.
La evolución consciente significa precisamente la ocasión de despertar en pleno caos. Y se produce cuando rentabilizamos las crisis y no cuando sucumbimos a ellas. Una buena pregunta ahora sería, ¿Qué aspectos de mí mismo están emergiendo ante esta actualidad en crisis?
No se trata de engancharse de nuevo a los viejos rencores y resentimientos del pasado, los viejos eslogan de siempre, la vieja politización de los conflictos. Rentabilizar una crisis es preguntarse ¿qué se está moviendo dentro de mí? Yo no voy a cambiar el mundo, pero, ¿Qué está cambiando dentro de mí?
LA CONCIENCIA GENERADORA DE CAMPOS ENERGÉTICOS DE INFORMACIÓN
Un primer cambio de paradigma vendrá dado necesariamente con la apreciación de la conciencia como una realidad inagotable, independiente de la materia, que actúa en la materia a través de un cuerpo biológico y un SNC. Incorporar la idea de que somos más que este cuerpo y de que hay una organización existencial después de la muerte, será un segundo cambio. Y todo ello se apreciará en la convivencia natural con la multitud de fenómenos que produce la conciencia:
- Sincronicidades
- Intuiciones
- Estados disociados
- Experiencias extracorporales
- Clarividencia, clariaudiencia, telepatía
- Expansión de conciencia
- Intercambios lúcidos con individuos en otras dimensiones de la realidad
Investigar seriamente qué es la conciencia, o sea quiénes somos, y crear tecnología para estudiar los soportes más sutiles de manifestación de la conciencia en otras realidades será un tercer cambio. Indagar con seriedad acerca de nuestras uniones de procedencia y destino post-mortem y con ello perder el miedo definitivo a la muerte en tanto que especie, será un cuarto cambio.
Todo esto es mi campo de estudio hoy y el de muchos, probablemente, solo que vamos en solitario, arriesgando prestigio, credibilidad y tantas cosas más, pero con la tranquilidad de estar haciendo la aportación que corresponde en estos momentos de la evolución humana.
El nuevo milenio tiene que traer forzosamente esta realidad al Hombre, porque el Hombre la tiene dentro de sí.
Muchos de nosotros ya admitimos que la conciencia es un sistema abierto, adaptativo y en constante evolución, que tiende a operar de forma racional, que tiene un componente autorreferencial, que no está localizada en el cerebro, que opera desde una dimensión inmaterial, que procesa energía y prueba de ello, es que ha creado unas simetrías o cuerpos energéticos con los que moverse por las infinitas realidades que su nivel evolutivo le permite acceder.
Luego, la conciencia utiliza la energía como un lenguaje. Genera campos de energía que mueven su propia información, sus pensamientos, sus intenciones, sus emociones. Somos reconocibles a través de la energía que ponemos en movimiento y dejamos una huella, una impregnación allá donde actuamos. Movemos energía de muchas calidades, desde la más densa de nuestras emociones más pesadas, miedos, culpas, dolor, hasta la más sutil de los mejores sentimientos. El sumatorio de todo ello da una singular e irrepetible atmósfera a cada individuo. Somos únicos.
REPERCUSIONES DE LA CONTAMINACIÓN MENTAL Y EMOCIONAL EN LA DIMENSIÓN EXTRAPLANETARIA
La energía es la prolongación invisible de nuestros sentidos e hilvana pensamientos, sentimientos. Es invisible en el mundo material, pero no en el Universo. Ya sabemos por la Física de partículas que el Universo es un todo actuante en el que estamos inmersos como si fuera un océano, no hay distancias, ni separación, ni tiempo. Hay sintonías, afinidades. También la Física admite que la energía es indestructible, solo puede transformarse.
Luego la conciencia es un sistema que mueve y transforma energía y sintoniza por afinidad con lo semejante.
Si yo estoy teniendo pensamientos violentos, deprimidos, vengativos o felices, estoy moviendo ese patrón de energía, y aunque nadie lo vea, eso está ahí, eso se desprende de mí y tiene un destino. El que viene dado por la naturaleza de la emoción o el pensamiento.
Veamos ahora el promedio de energía densa que la Humanidad libera a cada segundo. Esos campos son atraídos por otros similares que ya están condensados ahí desde hace milenios. Tenemos sobre nuestras cabezas, coexistiendo con nuestro día a día, unos escenarios, unas réplicas de calibre energético inmaterial muy similares a la realidad humana y que contribuyen a argumentar nuestros peores sueños y pesadillas.
Si admitimos que la conciencia no muere y que se une por afinidad con lo semejante, esos campos transplanetarios están constituidos de conciencias que continúan pensando y sintiendo como lo hacían en la vida humana, siguen conservando ese odio, esa venganza, esa culpa, etc.
Nosotros hemos generado por la evolución en este Planeta un abuhardillado extra planetario muy similar a la vida humana, unos escenarios donde van a parar todos los que no despiertan en la vida actual a la realidad de las cosas, y que, a su vez, influye consciente e inconscientemente en nuestra vida humana.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
Desde luego es un trabajo de autoconciencia, de reflexión profunda acerca de esta realidad y de valoración de la vida humana como una escuela de graduación evolutiva. Los cambios se llevan a cabo aquí, para eso tenemos la atmósfera del tiempo.
Venimos aquí, no para tropezar de nuevo con la misma piedra, sino para resolver el conflicto que tenemos acumulado principalmente con nosotros mismos y por ende con los demás, para recuperar lucidez acerca de nuestro origen y procedencia y poder vivir y morir lúcidos.
Somos responsables de lo que pensamos y sentimos, seamos ecológicos en el pensar y sentir, seamos conscientes, este tipo de contaminación es peor que el chapapote porque no la vez, pero ejerce una presión que contamina la vida lúcida y ata a la repetición. Nuestra basura mental contamina el Universo y las probabilidades presentes y futuras de despertar de la Humanidad.
La última pregunta hoy puede ser ¿con el promedio de los pensamientos y sentimientos que muevo dentro de mi, estoy contaminando el Universo o lo estoy recreando y regenerando?
Paloma Cabadas © 2015
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